Han pasado 80 años desde que se creara la primera red de comunicación entre ordenadores, conocida como ARPANET, dentro del ámbito militar, conectando departamentos y armamento militar entre sí. Han pasado algo más de 70 años desde que esa red militar se convirtiese en pública, conectando decenas de universidades entre sí, permitiendo un aumento del acceso a la información científica: descubrimientos, proyectos, estudios, etc.

Han pasado 60 años desde que se le empezó a dar un carácter empresarial: las empresas comenzaron a comunicarse a través de lo que ya se conocía como Internet.

Han pasado 50 años desde que la red se popularizó y llego a los hogares de los ciudadanos y las primeras tiendas virtuales abrían sus puertas.

Han pasado 40 años desde que la red se abarató tanto que cualquier ciudadano, independientemente de su estatus social, podía acceder a la red; en la que cualquier empresa podía crear su negocio.

Han pasado 30 años desde que la red que ofrecía un lugar donde cualquier empresa podía competir con las grandes corporaciones, donde se podía obtener la información que nuestros gobiernos no querían que conociésemos dejó de estar en manos de los ciudadanos.

Han pasado 30 años desde que la red global fue reducida, con el paso de los siguientes años, en un medio controlado y regido por intereses corporativos. Donde quejarte de la mala atención al cliente de una empresa está penado con cárcel.

Han pasado…
Han pasado muchas cosas en estos últimos 30 años.

Yo estuve allí, hace 30 años, cuando internet se levantó y dijo basta. Yo estuve allí, defendiendo Internet como ese lugar de libertad para el ciudadano, donde puede reunirse y hablar o criticar de cuantas cosas quieran.

Yo estuve allí, defendiendo los derechos fundamentales de todos los ciudadanos de la red, independientemente de su país de procedencia, porque Internet, no tiene fronteras.

Yo estuve allí, luchando contra la sordera de los políticos hacia las voces de los ciudadanos que clamaban que no se mezclase el poder judicial con el ejecutivo.

Yo estuve allí, viendo como los medios de comunicación publicaban grandes titulares defendiendo las leyes que limitaban el uso de internet por parte de los ciudadanos. Arrogantes… Ahora suspiran porque no tienen audiencia. Arrogantes… Pensaron que podían hacer que los ciudadanos se pusieran de su parte, pero, los ciudadanos ya tenían toda la información. Ahora suspiran porque los ciudadanos consideran que no ofrecen información veraz.

Yo estuve allí…
Han pasado muchas cosas… pero ninguna buena.

Ahora los políticos que entonces aprobaron leyes restrictivas para Internet se excusan diciendo “Yo no sabía…” “Yo no quería…” “No era nuestra intención…”. Pobres necios. Recluidos en un mundo sin contacto con el ciudadano, descubrieron un día, tal vez de la peor forma posible que ellos no mandaban, sino el ciudadano.

Ahora las empresas que apoyaron esas leyes restrictivas ya no existen, fueron cerradas o absorbidas por las grandes corporaciones, que actualmente, son las únicas que pueden hacer negocios en la red. Son las únicas que pueden pagar las tasas que los proveedores de conexión a la red imponen. Pobres empresarios necios, pensaron que así, limitando las actividades que podían hacer los ciudadanos, ganarían más dinero; os lo advertimos, pero nos dijisteis “No tienes ni puta idea”.

Ahora esos personajes públicos dedicados a la música, cine, literatura, etc., que criticaban que los ciudadanos utilizasen la red para compartir sus discos, dvds, libros, etc., algo que ya hacían en el mundo físico, ven como las grandes corporaciones deciden qué se vende en la red o qué no, obligando a muchos de esos personajes a pagar a esas empresas para poder publicar en la red.

Ahora suspiran, lloran y se quejan de haber vendido a las grandes corporaciones el mayor invento que ha tenido la humanidad para mejorar su sociedad y hacerla más igualitaria, para mejorar su economía y sus democracias.

Han pasado muchas cosas en estos 30 años y aunque yo estuve allí defendiendo los pilares de la democracia, ya no soy el que era. Ahora, con más de 60 años a mis espaldas no puedo luchar con tanta fuerza como antes.

Esto no ha acabado…

He educado a mis hijos en el respeto a la democracia y a sus pilares más fundamentales; les he enseñado el mundo en el que viví y como luché por defenderlo; les he mostrado porque la red no debe ser controlada por las corporaciones ni los gobiernos, sino por los ciudadanos.

Una nueva generación…

Ahora, mis hijos trabajan creando la nueva internet, independiente de la anterior, obsoleta tecnológicamente hablando, porque las empresas no invirtieron dinero en mejorar sus infraestructuras. Nuestra nueva red comenzó a construirse hace 25 años con la inversión de los ciudadanos. Comenzamos con pequeñas redes locales en edificios de viviendas; se unieron varias de estas redes para crear una gran red para cada barrio, luego, estas se unieron… así hasta lo que es hoy día, aunque no acabada, la nueva red de redes.

Y yo aunque cansado, sigo convencido de la libertad de los ciudadanos y de la red, por eso enseño a mis nietos lo mismo que le enseñe a mis hijos. Una nueva generación.