Después de unos cuantos años sin renovar el hardware del pc, este mes tocó renovación, y a lo grande. Principalmente por el final de soporte de Windows XP y que para algunos proyectos (y juegos… ejem, ejem) necesitaba más memoria RAM.

He dedicado bastantes horas a valorar que hardware comprar y que no se me fuese de presupuesto. Al final me decidí por lo siguiente:

Micro AMD FX 8350 Black Edition (8 nucleos)

Placa base ASUS M5A99FX PRO R2.0

Tarjeta gráfica ASUS GeForce NVIDIA GTX 780

– Fuente de alimentación Aerocool Strike-X 800

Y torre nueva: Aerocool Strike-X Advance

Los discos duros, aunque ya han superado su edad de vida media, aun funcionan, así que de momento no se tocan.

La instalación fue relativamente sencilla, aunque como ocurre siempre en un equipo de hace seis años, siempre hay algo que no funciona en el hardware nuevo. Uno de ellos fue uno de los discos duros, que por alguna extraña razón la placa no me lo reconocía. Por suerte solo era un disco para almacenar chorradillas que no se donde meterlas.

Una vez conectados los discos duros y que todo estuviera bien conectado, crucé los dedos y pulse el interruptor de la torre… se encendió a la primera, la placa base, los leds azules de la la torre, los ventiladores, el cooler, la gráfica, los discos duros,… espera… ¿Y ese pantallazo azul?… Mierda, Windows XP ha cascao, seguro que tenía alguna librería en el disco duro que no reconocía la placa, en fin, ¡Larga vida a Debian 7!

La verdad es que no fue un gran problema que Windows XP muriese en el proceso, al fin y al cabo llevaba tiempo queriendo cambiar definitivamente a Debian, así que fue una razón más para abandonar Windows por algo mucho mejor.

Aunque leí que cambiar el hardware en Debian no tenía por qué suponer un problema, es decir, que al entrar en el Sistema Operativo todo funcionaría igual; mi experiencia me decía que esto iba a cascar por todos lados.

Bueno pues me equivoqué a medias: el cambio de hardware hizo que se mostrasen algunos fallos (el módulo del kernel para la tarjeta de red, por ejemplo), pero solo fallo por un lado: la tarjeta gráfica, que impedía que se iniciase el servidor gráfico.

Y es que Debian 7 Wheezy no reconocía la gráfica debido a que los drivers de nvidia en Wheezy solo llegan hasta la 302, y para que me la reconociese necesitaba mínimo la 319, que es la que da soporte a la GTX 780.

¿Solución? Actualizar a Debian 8 Jessie, o lo que es lo mismo: pasar de stable a testing. He de decir que Jessie es bastante estable, y sabiendo que está previsto que se congele la inclusión de nuevos paquetes en esta rama hacia Noviembre de 2014, no había riesgo de que fallase por otro lado.

En primer lugar hay que editar el archivo /etc/apt/sources.list y sustituir la palabra «wheezy» por «jessie«, y «stable» por «testing«.

Hacemos un apt-get update, y si todo ha ido bien ejecutamos apt-get dist-upgrade, y a esperar que se descargue e instale todo.

Una vez instalado todo, seguiremos sin gráfica y sin servidor gráfico. Primero comprobamos que ahora sí reconoce la gráfica escribiendo en la consola el siguiente comando: lspci | grep «VGA».

Este comando nos debe mostrar el modelo de tarjeta gráfica que tenemos.

Y a partir de aquí es hora de configurar la gráfica. Para ello os voy a dejar un artículo que me ha ayudado muchísimo a la hora de configurarla y se merece que le enlace; los pasos a seguir ya sea en Debian 7 Wheezy o Debian 8 Jessie son los mismos, con lo que espero que este tutorial os valga tanto como me ha servido a mí:

Instalar los drivers nvidia privativos en Debian